Observatorio de la Dependencia (febrero 2016)

Cuando se gestU el Sistema de AutonomIa Personal y AtenciUn a la Dependencia (SAAD) fue r·pidamente etiquetado como el cuarto pilar del estado del bienestar: educaciUn, sanidad, pensiones y, finalmente, dependencia. Sin lugar a dudas, el desarrollo y consolidaciUn de los tres primeros pilares en la etapa democr·tica, aunque con ciertos altibajos, se puede calificar como de Exito. Punto y aparte merece el SAAD que se gestU en una Epoca de bonanza econUmica, naciU en 2007 y empezU a crecer a la par de la crisis y est· en riesgo de languidecer como consecuencia de la profunda recesiUn de la economIa espanola y de los severos recortes introducidos en 2012 (RD Ley 20/2012, de 13 julio) y 2013 (RD 1050/2013). En realidad el SAAD no naciU de la nada, ya que antes del mismo ya habIa una red de servicios de asistencia social (centros de dIa, residencias, teleasistencia, asistencia a domicilio) y por supuesto de atenciUn informal (por parte de familiares) a la dependencia. En los anos previos a la ley, el gasto en atenciUn a la dependencia tenIa niveles ciertamente modestos. La Ley de Dependencia se planteU como una vIa para, por un lado, racionalizar y promover los servicios de atenciUn al dependiente, ofreciendo una prestaciUn monetaria o en especie para facilitar el acceso a servicios (cuidados formales) para aquellos que son clasificados como dependientes, y por el otro, ofrecer un marco financiero estable fundamentado en tres pilares: aportaciUn del Gobierno Central, aportaciUn de las CCAA y, finalmente, copagos de los usuarios.