Recomendaciones para el uso racional de la prueba 25-hidroxi vitamina D Policy Brief

2019 
El incremento exponencial en la solicitud de pruebas de laboratorio de 25-Hidroxivitamina D o [25(OH)D ha encendido las alarmas y generado un fuerte llamado de atencion, dado que puede reflejar falencias en la estandarizacion de la practica clinica y en el uso no sistematico de la evidencia cientifica para la toma de decisiones en la vida real, que permitan analizar las indicaciones de la prueba, su frecuencia, interpretacion e incluso para valorar el impacto para los sistemas de salud, especialmente cuando se contrasta con los minimos o casi nulos efectos de la estrategia de tamizar o suplir indiscriminadamente a la poblacion general, sin considerar una evaluacion clinica integral de riesgos y necesidades de las personas. Desde un punto de vista meramente de impacto en salud publica, la consecuencia de solicitudes masivas y no indicadas, estan afectando a la mayoria de los sistemas e instituciones de salud a nivel global. Los estudios primarios que determinaban valores de ingesta promedio poblacional, han sido ampliamente utilizados en la formulacion de recomendaciones en Guias de Practica Clinica (GPC), pero lastimosamente interpretados de forma erronea como puntos de corte para diagnosticar enfermedad y permitir la exagerada prescripcion de esquemas de suplencia. El coeficiente de variacion en los ensayos de rutina para medir niveles sanguineos de 25(OH)D3 es alto (28%), disminuyendo la precision global de la prueba y de forma simultanea, incrementando tanto los valores falsamente altos como falsamente bajos. La evidencia cientifica mas reciente, analiza y cuestiona seriamente, la utilidad y el efecto real de la practica masiva e indiscriminada de prescribir vitamina D sin un analisis exhaustivo de riesgo. La evidencia disponible es insuficiente para recomendar de forma general la suplencia de vitamina D para prevenir fracturas, caidas, cambios en la densidad mineral osea, incidencia de enfermedades cardiovasculares, enfermedad cerebrovascular, neoplasias y tampoco en modificar la curva de crecimiento de hijos de madres que recibieron vitamina D como suplencia durante la gestacion. Las recomendaciones presentadas en el documento se sustentan en el analisis critico de la evidencia actual y en los principios de buenas practicas clinicas e invitan a considerar un uso racional de las pruebas de 25(OH)D en el contexto de una practica clinica centrada en las personas y una evaluacion integral de necesidades y riesgos. Los principios de buena practica sugieren que los clinicos puedan ser capaces de justificar que los resultados de la prueba de 25(OH)D influyen de manera contundente y definida la practica clinica y modifican los desenlaces que interesan a las personas e impactan en su salud y bienestar. En la actualidad no hay claridad de como interpretar los resultados, y la relacion entre los sintomas y los niveles de 25(OH)D, la cual, podria no ser consistente con la alta prevalencia de deficiencia de vitamina D reportada. Por tal razon, se sugiere revisar la racionalidad de la solicitud de pruebas para monitoreo sistematico de niveles de 25(OH)D o en todos los casos donde se realiza suplencia. Considerar el uso de las pruebas de 25(OH)D dentro de la evaluacion integral de personas con sospecha o confirmacion de las siguientes condiciones: raquitismo, osteomalacia, osteoporosis, hiper o hipo paratiroidismo, sindromes de mala absorcion, sarcopenia, enfermedad osea metabolica.
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