Manifiesto de una editora para el siglo XXI

Las ventas de papel impreso descienden. Seg?n el informe del National Endowment for the Arts publicado en 2007 con el t?tulo To Read or not to Read1, tanto la competencia lectora como el grado de lectura volun taria de material impreso tradicional entre los j?venes muestran una tenden cia decreciente. Los editores de libros de texto se esfuerzan por vender y hacen campa?a para advertir a los estudiantes de la necesidad de utilizar sus produc tos. La ficci?n en tapa dura casi ha seguido el camino de los dinosaurios. El debate sobre ?acceso abierto? va en aumento. Editores y libreros se reagru pan. Cada vez se producen m?s y m?s libros, pero en la calle cada vez hay menos elecci?n. El tiempo de ocio se dedica cada vez menos a los libros y la lectura, incluso a la televisi?n, y m?s a la Red, a webs de relaci?n social, blogs, mensajer?a instant?nea, webs para compartir v?deo y m?sica. La econom?a de la atenci?n se est? encogiendo, y muy deprisa. La investigaci?n acad?mica es, para muchos estudiantes, pura b?squeda. Afront?moslo: para la mayor?a de los estudiantes, solo existe Google. ?Qui?n necesita ya los libros? Y m?s concreta mente, ?qui?n necesita editores? En un mundo ?siempre conectado? en el que todo empieza a ser digital, en el que el contenido es cada vez m?s fragmentado y de bite-sized en el que los ?prosumidores?2 combinan los papeles tradicionalmente dispares de productor y consumidor, en el que la b?squeda sustituye a la biblioteca y en el que los mash ups multimedia -no el textoatraen a los nativos digitales que r?pidamente cons tituir?n el mercado de masas de ma?ana, ?qu? papel pueden desempe?ar a?n los editores y c?mo tendr?n que evolucionar para seguir manteniendo un papel en la cultura de la lectura y la escritura del futuro? ?Existir? siquiera una cultura de