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Advertencias desde Versalles

2019 
Los errores de 1919 siguen cerniendose sobre nosotros como una lugubre advertencia: hacer la paz es mas dificil que hacer la guerra. A menudo recordamos la Primera Guerra Mundial y las dos decadas siguientes como un capitulo sombrio de la historia, el preludio de una guerra aun mas costosa y destructiva, que se libraria entre 1939 y 1945. Recordemos las terribles perdidas: mas de nueve millones de muertos en combate e innumerables civiles que perecieron por inanicion o por enfermedades tratables, como la epidemia de gripe que, en los ultimos dias de la guerra y los primeros y fragiles momentos de paz, mato quiza a 50 millones de personas en todo el mundo. Pensemos en una Europa, antano lider en riqueza, innovacion y poder politico, emergiendo de la guerra temblorosa, en ruinas los imperios ruso y austrohungaro, y amenazando con mas agitacion y mas miseria tanto el bolchevismo como los nacionalismos etnicos. Cuando los aliados se reunieron en la Conferencia de Paz de Paris, celebrada en Versalles hace 100 anos –de enero a junio de 1919– vivieron un momento de esperanza. Los lideres de las potencias aliadas prometieron a sus naciones un mundo mejor en compensacion por todo aquel sufrimiento, y el presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, hizo de esa promesa una cruzada por la humanidad: la lucha por acabar con todas las guerras, la busqueda de un mundo seguro para la democracia. Su Sociedad de Naciones queria ser una comunidad internacional de democracias que aportase seguridad, terminara con las agresiones y permitiese construir un mundo mas justo y prospero. Estas ideas recibieron el respaldo de todos los paises del mundo, desde el continente europeo, donde Wilson fue saludado como un salvador, hasta las colonias de Occidente, pasando por China, que atravesaba entonces importantes dificultades. La comunidad internacional, sin embargo, no tardaria en descubrir que sostener la paz no es solo cuestion de esperanzas e ideas, sino de voluntad, determinacion y perseverancia. Los lideres politicos han de negociar y tambien motivar; deben ser capaces de ver mas alla de los beneficios politicos a corto plazo, y equilibrar los intereses de sus paises con los de la comunidad internacional. A falta, entre otras cosas, de un liderazgo tal, la promesa de 1918 no tardo en dar paso a la desilusion, las divisiones y la agresividad que caracterizaron la decada de 1930. Este resultado no quedo prefigurado en Versalles. Aunque algunas de las decisiones tomadas al terminar el conflicto alimentaron en 1919 la demagogia populista e instigaron suenos de venganza, la calamidad de la Segunda Guerra Mundial se debio en gran medida al fracaso de los lideres democraticos para lidiar con dictadores que rompieron lo pactado, como Mussolini, Hitler o el regimen militarista japones, durante los 20 anos que separaron una guerra de otra. Un siglo despues, han aparecido vectores similares –un nacionalismo etnico resentido, la erosion de las reglas y cooperacion internacionales– y los lideres autoritarios que los controlan se muestran dispuestos a hacer uso de ellos. El pasado es un maestro imperfecto y los mensajes que nos hace llegar son a menudo cripticos o ambiguos. No debemos, sin embargo, dejar de buscar en ellos orientacion y advertencia…
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